29 de abril de 2011

Vieja Loca

Esta mañana una vieja me paró en la calle para preguntarme para dónde quedaba Viamonte y me cagó el día. 

  Yo venía por Florida haciendo una lista mental de todo lo que tenía que hacer hoy, apuradísima como siempre, lo cual sensibiliza peligrosamente los resortes de mi tolerancia y mi mal humor, y aumenta al ritmo de cada minuto perdido mis ganas de que todas las personas que yo no conozco se mueran y me dejen caminar en paz del subte a la puerta de mi trabajo,  y esta matrona horrible no tuvo mejor idea que interponerse en mi camino. 

 Cada mañana cuando bajo del subte en plena calle Florida, utilizo el mismo método: trazo una línea imaginaria que une la boca del subte y la puerta de mi oficina, me pongo los auriculares con el volumen al máximo posible, agarro fuertemente mi cartera y me dispongo a caminar velozmente  por esa línea imaginaria evitando cualquier tipo de obstáculo: las personas que se me puedan cruzar, las que me puedan hablar, los puestos de masajeadores de cabeza que parecen batidora de huevos, los volanteros o cualquier cosa que pueda llegar a hacerme perder un precioso segundo.

Hoy no fue la excepción y si esta señora pudo lograr interceptarme el tiempo necesario como para formular todas las sílabas de su estúpida pregunta, fue solamente porque se me plantó en frente de manera tan alevosa que no pude hacer otra cosa que detenerme. La miré como si estuviera sosteniendo una rata muerta para que se corriera y me dejara seguir, cuando por error escuché que me estaba preguntando para dónde quedaba Viamonte. 

Y para variar, me indigné. Y con razón. Por qué, si yo no me meto con nadie en esta vida, la gente así se mete conmigo? Seguramente mi destino es cruzarme con estos seres macabros para darles una lección, para que cada vez haya menos personas como ella sueltas por ahi. 
Que personas con algún desperfecto anden caminando como si nada un día de semana por Florida a las nueve de la mañana, vaya y pase, pero de ahí a molestar a la gente normal que sólo pisa Florida a esa hora porque tiene que hacerlo y sufre ese calvario día tras día, ya es otra cosa. Es una cuestión de conciencia ciudadana, de respeto al prójimo, Florida es como la autopista, no podés caminar despacio o parar, no se puede, punto, le cagás la vida al resto del universo. Así que yo seré intolerante, pero esta señora tenia un serio problema de ubicación en tiempo y espacio, y encima, unas ganas locas de molestar al resto, de perjudicar al pobre tipo que sale a trabajar, o en este caso, a mi, que lamentablemente TENGO que caminar a esa hora por Florida y lo único que pido es mi derecho de ciudadana a transitar libremente sin contratiempos como este engendro de señora que, viéndome apurada y con la cara más de mala que me sale para que nadie ose acercarse, se atreve, se da el lujo de refregarme en la cara su tiempo libre, tiene la caradurez de hacerle perder segundos preciosos a una pobre chica que tiene que llegar al trabajo, todo esto con tal de ostentar que ella tiene toda la mañana libre, para gritar a los cuatro vientos su libertad, para matarnos de envidia a todos los que estamos encerrados en una oficina 9 horas.
  Y yo esa ostentación en mi propia cara, no la pude soportar. Uno no puede permitir que lo pasen así por encima, que venga cualquier extraño a violar la intimidad y el derecho al silencio para demostrarte que es superior, es una provocación, es como que se te rían en la cara. Dejar pasar esa especie de reto a duelo es inconcebible para una mente como la mía, sobre todo en vísperas del día Día del Trabajador, así que como no tenía tiempo para pelearme pero quería ubicarla mínimamente, y en una súbita chispa de cierta conciencia de clase trabajadora, la miré de arriba a abajo y le dije:

- Usted está demente

Di media vuelta y me fui. 

  Deseo fervientemente que esta vieja loca haya aprendido la lección y la próxima vez respete a la gente decente, no sé qué hizo ella en su vida para darse el lujo de estar paseando por ahi un viernes a la mañana, algo habrá hecho, pero el haber logrado engañar los engranajes del sistema laboral capitalista del siglo XXI no le da el derecho de darse esos aires de grandeza y cagarle el día a las personas normales como yo.

   Por mi parte, siento haber hecho una obra de bien en ubicar a esta señora en su lugar, la próxima vez lo pensará dos veces antes de meterse con los demás, así que hoy ya puse mi granito de arena en representación de todos los Trabajadores de nuestro país.
  Aunque me haya cagado el día.