3 de mayo de 2011

Lo que Sandro nos Dejó I



Yo odio a Sandro.
Aún ahora, a más de un año de su muerte, todavía me genera una bronca terrible verlo en la tele o escuchar alguna de sus canciones.

 Cuando yo era chica, Sandro me parecía el hombre más hermoso del mundo. Lo veía
en "Muchacho" algún sábado a la tarde y me maravillaba que fuera tan lindo, tan bueno y tan galán.

  De grande me di cuenta de que era un grasa terrible y que actuaba pésimamente.
Siempre hacía el mismo papel de cancherito lindo, bondadoso e irresistible, el típico y vulgar galán argentino de los ´70, un héroe fumando con la camiseta abierta rodeado de mujeres bellísimas que lo adoraban y se lo disputaban gracias a sus increíbles dotes de cantante y su gran corazón.

Un arlequín de feria, a mi gusto.

  Si la cosa hubiera quedado ahí, habría sido una desilusión más de la infancia, habría sido lo mismo que descubrir que Papá Noel son tus viejos o que hay gente mala en el mundo. Pero no. No Señores, la cosa no quedó ahí, porque este Señor, que en paz NO descanse jamás, dejó en nuestra sociedad dos elementos residuales de alto impacto que perjudicaron irreversiblemente a la Nación y aún hoy siguen corrompiendo los cimientos de la familia argentina.

Este monigote barato de Sandro, nos dejó como legado por lo menos dos aberraciones que aún hoy persisten y se empeñan en reproducirse a gran escala, amenazando mi paz emocional y mi salud mental cada vez que se me presentan.

Hoy voy a hablar de uno de estos desastres naturales, voy a dividir el post en dos ya que no puedo lidiar con tanta tragedia junta.

El legado más triste que dejó Sandro para la Argentina fue sin duda elimitadordeSandro.

ElimitadordeSandro representa la decadencia pura del hombre, la corrupción del padre de familia, la caída definitiva del trabajador honesto, el quiebre rotundo de los valores de la honestidad y el buen gusto.

Cada vez que veo un imitadordeSandro tengo ganas de apedrearlo, mi pulso se acelera y el estómago se me hace de piedra. No puedo entender, no llego a comprender que una persona, un cincuentón decadente piense que por ponerse una bata de seda y agitar las manos cantando ayrosarosa con voz temblorosa puede llegar a provocar algo remotamente positivo en los demás, no entiendo el momento exacto en el que se decide encarnar a un ser tan nefasto como Sandro y encima mal, porque jamás he visto alguno que por lo menos se parezca en algo.

Y lo peor, lo peor de todo, lo que más me revienta, lo que me saca definitivamente, son los demás. Porque cuando yo veo un imitadordeSandro, es porque sin querer puse talentoargentino o Crónica, y veo cómo la gente lo aplaude y se rie, miro lo orgulloso que está elimitador, veo que se genera automáticamente un ambiente festivo que a mi me oprime y me ahoga de bronca e indignación, o sea que a la ira visceral que me produce alguien tan insano como elimitadordeSandro, a esta aberración inconcebible le tengo que sumar a toda la gente que lo disfruta, que pasa un buen momento mirando a este esperpento andrajoso, y que encima todos estén de acuerdo en que tanto él como el original tienen talento.

  Es demasiado para mi. Que yo me enoje y el resto no, me pone peor, me frustra, me siento una incomprendida social.  Ahora mismo a medida que escribo me voy enojando más y más, más pienso en elimitadordesandro y más me enfurezco, más quiero eliminar a estas larvas berretas y más odio a Sandro, que le hizo tanto mal al país como la inflación o el cólera, más ganas de dan de realizar un operativo de búsqueda exhaustiva de cualquier imitadordesandro y ametrallarlos a todos  para eliminar de una vez por todas y de raíz este triste y maligno legado que Sandro nos dejó.

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